Las caras del tango

Caldo de cultivo argentino, el tango nutre las formas de nuestras manos. El tango industrial ha nacido con Pepe's tang band, novelezco autor que no es de Vélez ni ganó un noble Novel al mejor mate. Apreciad, inquilinos de esta caricatura gauchesca, las sabias palabras de los muertos de risa. Sean el agua y la yerba unidas por su forma musical.

Chiflan los violines bajo un farol con sombrero. Le hacen cosquillas a una gorda y cae una hoja sobre un perro. Hasta los grillos se cagan de risa del diccionario de las rimas. Se enfrentan con facones Polonia y las cuerdas de un plateado mar enrroscandose en tu cabeza como ramas de lluvia senil. Y un hombre casi muere por la sonrisa de un bandeneón. Pero no todo está perdido, si no olvido recordar unos ojos y una luna, unas manos y un bolsillo, un recuerdo y un olvido de no saber recordar.

Arriba, el contrabajo, marca el tempo en la ciudad de pianos. Palindromos abreviados de una noche recursiva, exhesiva, diría yo, que no soy quien para decirlo... mucho menos, para decir que no. Y si llovieran esas teclas de nuevo sobre mí, me elevaría como un gorrión sobre las moscas de la palangana donde se lava las patas algun fakir de whiskies en algun lugar de La Mancha perdida entre el borde de tus labios y la cima de tu mejilla que ni Cervantes sabe recordar.

Tengan las nubes que flotan sobre tu casa en bien recibirme tras haber dejado mi sonrisa este su ajeno cuerpo, y flotarme esclavizado sobre el abismo de no tener, de no lamer, de no jugar, de no reir de no ayunar pensando en vos, en tus pies a punto de pisar un perro, en tu nombre en un balcón, en tu cama y en tu tío abriendo la puerta y en un montón de cosas más que me tuve que inventar para que la sinfonía no quede inconclusa, para volver al leit motive, para que sigas siendo musa y los violines me enceren el corazón y la furia sea total en el triste final de mi patética rima. Falso final. Aplausos de cortesía.